Abrí los ojos y lo único que veía era mi mano acariciando tu mejilla, tus ojos cerrados y el movimiento de nuestras bocas simultáneo, sin necesidad de un patrón, era un beso maravilloso. Entonces entendí que era un momento especial, sentía tanta ternura y me encontraba tan a gusto que no quería que acabase, cada vez tenía menos aire y a la vez me sentía más bien. En esos momentos piensas que si morir asfixiado puede llegar a ser tan dulce, sin duda en el momento del fin iría a buscarte para morir en tus labios.
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