domingo, 25 de septiembre de 2011

Con mis mejores deseos

Estaba mirando el reloj y veía que hora ponía. Sabía que las 21:37 era tarde, pero ¿tarde para qué?. Seguí caminando cuesta abajo, los coches pasaban a mi lado haciendo ruido, oía como sus neumáticos avanzaban por la calzada mojada, antes había llovido. Tenía una sensación extraña, como si algo que estuviese haciendo, estaba mal hecho, pero ¿Qué mal estaba haciendo en realidad? Ninguno. Yo simplemente caminaba, aunque ni siquiera pensaba a donde iba. Entonces doble la esquina y aparecí en una avenida grande, bastante iluminada y me fijé en una casa que había al cruzar la calle. Recuerdo que me vino a la cabeza una imagen tan nítida de cuando era tan solo un niño, estaba saliendo del portal de ese edificio, en el cuál viví hasta los 22 años, abría la puerta y echaba a correr, con unos pantalones cortos y un balón debajo del brazo. En la otra acera esta mi amigo Sergio esperando impaciente, íbamos a jugar al parque del barrio. Recuerdo que ese día lo pasé realmente bien.
Entonces como burlándose de mis recuerdos choque contra un hombre que me hizo volver a la realidad, estaba en esa calle si, pero 50 años mas tarde, tenía 63 años, (eso lo recuerdo ahora, claro). Sabía donde estaba, pero no que hacía, ni que hacer. Hacía un frío del demonio asi que metí las manos en los bolsillos y note un móvil. Lo saqué del pantalón y lo mira, se que una de las teclas servía para algo, aunque no sé exactamente para que. De todas formas la pulse, y esperé, tampoco me preguntes que como sabía como tenía que esperar, solo sé que lo hice y punto. Ahora me alegro de que hiciese frio ese dia, y de encontrar ese móvil en mi bolsillo. Sino hubiese sido por eso tal vez habría desaparecido, me hubiesen atropellado o que sé yo. El caso es que ese día gracias a esa tecnología pude volver a casa con mi mujer. Aunque no supiese quien era, pero ahora si, y eso es lo importante.

Para los millones de personas en el mundo con la enfermedad del alzhéimer, ojala algún día, alguno de vosotros podáis contar a eso, después de que se haya creado una cura. Animo a sus familias.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Libertad.

147 km/h y subiendo, la sensación del aire empujando cada célula de tu cuerpo, la sensación de velocidad extrema, de libertad absoluta, de sentirte lo más grande dentro de ti mismo. Cambias de marcha y bajas la mano, más velocidad, te sientes un dios, fantástico. Una curva, te tumbas, aflojas, recuperas y de nuevo más y más. Otra curva, más cerrada, aflojas algo más, tumbas y de repente ves unos faros tan cerca de tu cara que no tienes tiempo ni para asustarte.
Lo siguiente que siento es un vacío infernal, una sensación de mierda, todo lo contrario a lo antes vivido. Oigo llantos, gritos, súplicas. No soy capaz de entenderlo, de reaccionar, estoy confuso. De pronto lo noto, o mejor dicho, no lo noto, me he partido la columna vertebral por tres sitios, el brazo derecho ya no es un brazo, son restos de astillas de huesos, de piel desgarrada, de sangre que brota de mi, impulsada por mi corazón casi alcanzado por una costilla. Doy una bocanada, parece que me ahogo en el mar, mi pulmón se empapa de sangre, parece ser que aquí la costilla si llego, y lo atravesó. Lo atravesó de la misma manera que yo iba atravesando el aire, con mi moto, con su velocidad y con mi libertad, quería volar, y ahora lo estoy consiguiendo, noto como me elevo, como me voy. Noto como muero por ser libre.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Psté, por ejemplo.

Me acosté en verano y desperté en un pequeño invierno. Las 9 de la mañana, llueve, hace fresco, ves a gente a prisas, personas con los cascos de un reproductor enchufados en sus orejas escuchando su música, la radio...que sé yo. Una tipa mayor, no digo vieja, digo ya mayor, baja de su "Passat" como si fuese un "BMW". Arreglada, pintada, con tacones, pobrecina mojandose, parece una prostituta en vez lo que dios quiera que sea. Jóvenes resguardandose en un portal, fumando, hablando alto y riendo. Gente que sale del paro, mayormente desganados y con aspecto de colgados. Coches pitando. Un tipo que espera a que el semáforo se ponga en verde debajo de los "tejaditos" de una casa. Conductores que se les abre la boca. Camareros sirviendo café. Gente leyendo el periódico. Hablando por el móvil. Asi es el invierno, asi es la rutina, el trabajo, el estudio, el vagabundeo, las colas del paro. Asi de aburrido. Propongo una cosa, vayamonos todos con nuestros libros, nuestro pequeño ordenador, nuestro reproductor y con nuestra dignidad a un campo. Plantemos tomates, lechugas, cacemos dos conejos un ciervo y bebamos agua. ¡A tomar por culo!, ¿que se desmorona el mundo?, que mas da, queda poco para el 2012, seguro que seremos más felices si cada uno fabricase lo que quiere, viviese como puede, riese con quien quiere y besase al que quiere.